5 de marzo de 2008


Gastón Acurio: el detrás de cámaras
Ya faltan pocos días para el estreno de “Ratatouille”, la película animada de Disney/Pixar que narra la historia de Remy, una rata cuyo más grande sueño es convertirse en chef y en la que Gastón Acurio presta su voz para representar a un experto crítico de gastronomía que nunca está conforme con los platos que le presentan.
Mientras esperamos el 26 de julio, fecha señalada para el lanzamiento de la película en los cines nacionales, les damos un adelanto de lo que fue el detrás de cámaras del debut cinematográfico de Gastón.
Mira aquí el detrás de cámaras del doblaje realizado por Gastón



TERESA CRISTOBAL te habla sobre su pagina web de GASTON ACURIO






Gastón Acurio: El apóstol de la cocina
A Acurio le aterra el fracaso. Por eso duerme poco y sueña demasiado. (Foto: Paul Vallejos)





Gastón Acurio quiere vender cebiche y pan con chicharrón al mundo entero. De hecho, ya lo está haciendo. En 2005 recibió el premio Emprendedor de América Latina.
Ha recibido la publicidad debida por abandonar una carrera de Derecho en la Complutense de Madrid e iniciar una de cocina en la Le Cordon Bleu de París cuando ser chef no era rentable. Por ir en contra de su familia, que lo soñaba político y que no creía en el éxito detrás de un plato de tallarines verdes con papa a la huancaína -"la aberración más deliciosa que existe"-, uno de sus favoritos. Pero Gastón alcanzó todo lo que quiso simplemente porque le aterra el fracaso, y aun a costa de convertirse en un mal padre.
"La sensibilidad que transmito en la cocina me quita el tiempo que me gustaría pasar con la gente que amo", ha dicho, pero sin dejar de pensar en esas franquicias de Astrid & Gastón, T'anta y La Mar que piensa vender por todo el mundo, ni en el proyecto de sangucherías de pan con chicharrón que ya ve hasta en Singapur. "Yo superviso y ellos lo financian" es, quizás, su lema. Sí, Gastón no es el dueño de sus restaurantes, solo el accionista. A él le gusta cocinar, no administrar. Es su fama la que lo ha convertido en un empresario de éxito.
Éxito. Gastón sueña, pero duerme poco. Trabaja entre 15 y 18 horas diarias, y admite que para sus hijas "la cocina es la enemiga, la que se roba a su papá". Pero él sigue maquinando proyectos con esa comida peruana que no se cansa de asimilar sazones ajenas. Ya no existen motivos para no creer que logrará todos. Este año fue reconocido como el Emprendedor de América Latina por la revista América Economía. Sus restaurantes están en Lima, Santiago, Quito y Caracas. Pero él insiste en que lo suyo es un apostolado.
Quizás porque siente que Ivalú y Kiara siguen creciendo y él no ha dejado de ser un niño en su cocina. Pero, detrás de ese desprendimiento 'insensible', ante todo, están ellas. "¿Qué les voy a dejar? ¿Dinero? Quiero dejarles un país mejor", dice. Aunque ahora no valoren lo que hace, quizás pronto se lo agradezcan. Cuando regresó de París, la primera carta de Gastón fue francesa y nadie le entendió 'ni papa'. Hoy es peruana y vende 'como cancha'. Algún día, nosotros también le agradeceremos tanto sacrificio.